sábado, 25 de diciembre de 2010

COLABORACION DESDE ESPAÑA

Esta desencarnada imágen lo dice todo. Sobran las palabras
EL LLANTO DE HAITÍ
Por: Fernando Villarreal Zavala


Los haitianos sollozan. Su pasado y presente son amargos, su futuro gris. El 2010 fue un año trágico para Haití, el país más pobre del continente americano. La pobreza, corrupción e inseguridad pública, así como los estragos de tormentas, inundaciones, terremoto y el cólera, lo han convertido en un verdadero infierno.

Hace poco, sacando fuerzas de flaqueza, miles de pobladores de diferentes puntos del país, salieron a las calles para protestar contra los fraudulentos resultados de las elecciones del pasado 28 de noviembre. Cuatro muertos y decenas de heridos fue el saldo de violentos enfrentamientos entre los protestantes y la policía, se apaciguaron cuando el Consejo Electoral Provisional (CEP) anunció la revisión de los resultados de la primera vuelta.

Esperan ansiosos la salida del presidente René Préval, acusado de corrupción por haber intentado cambiar la Constitución a fin de seguir una legislatura más en el poder y por haber aplazado dos veces los comicios. Sus esperanzas de cambio está depositadas en Mirlande Manigat, la candidata más votada con un 31.37% de los votos.

Han vuelto abrir nuevas fosas comunes, donde siguen sepultando cada día a sus muertos por el cólera, epidemia que se extiende debido a la falta de agua y precaria sanidad. A la fecha ya son alrededor de 1.770 los fallecidos, carecen de medios para combatirla, cuyo foco de infección ha sido localizado en la base de soldados de Nepal.
Dentro de poco se cumplirá un año del terremoto que destruyó su capital Puerto Príncipe, pero pareciera que hubiera pasado un mes. Todo sigue igual, escombros, charcos, letrinas y cerros de basura por todos lados. Sus habitantes en la calle deambulan, bañan, comen, duermen y mueren; es común ver a hombres, mujeres y niños bañándose en aguas servidas. Un millón de personas habitan en casuchas de maderas, cartones y calaminas techadas con lonas, de los 1,200 campamentos montados para socorrer a los que perdieron sus viviendas.
El terremoto fue devastador. 220 mil murieron, 300 mil quedaron heridos y más de 4 millones damnificados. La ayuda internacional prometida llega a cuentagotas. El 31 de marzo del 2010, El FMI, el BM y representantes de 138 países se comprometieron a donar 9.900 millones de dólares para la reconstrucción de Haití durante una década, pero hasta el momento solo han cumplido con el 20% del correspondiente al 2010, según estimaciones de la ONU. Dizque que están esperando el cambio de gobierno. Puede ser demasiado tarde, los haitianos no soportan más.
Haití arrastra su pobreza desde hace años, pero ahora es más pobre de lo que era hace 30 años. El 80% de su población vive por debajo de la línea de pobreza, según The World Factbook. La mitad de sus habitantes se encuentran en situación de extrema pobreza, con un ingreso menor a un dólar por día, lo que no le alcanza ni para comprar arroz y otros alimentos básicos. La esperanza de vida no supera los 50 años, la mayoría de sus pobladores carecen de servicios elementales como el agua potable y la energía eléctrica.
Sus indicadores económicos son reveladores, ocupa el puesto 145 de 177 países en el índice de desarrollo humano de la ONU, tiene la renta per cápita más baja de todo el hemisferio occidental, solamente el 52% de su población es alfabetizada, el 70% de niños no van al colegio porque el 90% de éstos son privados.
Los haitianos quieren vivir y dejar de sollozar.

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